martes, 14 de julio de 2015

Los costos intangibles de la minería



Por Oscar Schiappa Pietra 

Esta entrada contiene un artículo de: Oscar Schiappa-Pietra Magister en Gestión Pública, Kennedy School of Government, Harvard University. Magister en Derecho Internacional y Comparado, George Washington University. Magister en Planeamiento y Políticas Sociales, London School of Economics and Political Science. Magister en Derecho con Mención en Derecho Internacional Económico, Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor del MBA de ESAN.


Para comprender e intentar transformar los conflictos socio-ambientales de las empresas mineras en el Perú se requiere adoptar marcos conceptuales de mayor capacidad analítica, que consideren los impactos intangibles que la minería genera sobre las comunidades locales. La Teoría de las Necesidades Humanas Básicas es útil para tal empeño. En la experiencia de muy diversos países, la minería afronta la paradoja de ser una actividad extractiva que suele generar oposición y rechazo pese a sus significativos impactos en las economías locales y nacionales. 
La combinación de adecuadas políticas públicas y corporativas permite reducir esas expresiones y forjar escenarios de sana convivencia entre las empresas y las comunidades. Los enfoques prevalecientes para comprender e intentar transformar los conflictos socio-ambientales de las empresas mineras en el Perú suelen ser conceptualmente limitados, sesgados o errados, y ello conspira contra la posibilidad de gestionarlos constructivamente. 
La evidencia es concluyente: en diversos escenarios, la cosmovisión y la conducta de las poblaciones locales ha entrado en colisión frontal con los puntos de vista e intereses empresariales agravando esos conflictos sin que se hallen soluciones. Otro aspecto a considerar es que estos enfoques prevalecientes se caracterizan genéricamente por sobredimensionar el rol causal de variables ideológicas, los protagonismos individuales o meramente materiales, y de reducir el elenco de objetivos de las partes confrontadas a meras competencias por recursos o por poder, a expensas de explicaciones más comprehensivas. 
Esos enfoques ignoran o minimizan el reconocimiento de que la minería de gran escala es una actividad caracterizada por la radical, intensa, multifacética y súbita transformación de todo su entorno; y que ella conlleva cambios absolutos e irreversibles que implican incertidumbres, riesgos y temores para las comunidades locales, además de variadas consecuencias materiales. En el visceral rechazo de algunas colectividades al inicio de proyectos mineros se entremezclan factores de muy diversa etiología, incluyendo variables antropológicas y una pronunciada resistencia al cambio. 
En la experiencia internacional, los procesos de transformación acelerada e intensa generan hondos desequilibrios económicos, sociales, culturales y psicológicos que suelen estimular la conflictividad. Los proyectos mineros peruanos no son la excepción: generalmente se despliegan en localidades altoandinas históricamente abandonadas por el estado (siempre todo ha permanecido inmóvil e inalterado), donde el desarrollo sigue siendo una aspiración ignota. Ante el contexto descrito, se requiere de marcos conceptuales más comprehensivos para aproximarnos al entendimiento de los conflictos socio-ambientales que afectan a la minería peruana. 
De particular utilidad resulta la Teoría de Necesidades Humanas Básicas, formulada para tratar de analizar conflictos de diversa etiología en diversas partes del mundo. Este enfoque complementa y actualiza al expuesto por Abraham Maslow en su obra de 1943, Una teoría sobre la motivación humana. La Teoría de Necesidades Humanas Básicas reconoce la gravitación que en escenarios de conflicto pueden tener los factores causales tradicionalmente reconocidos (competencia por recursos o por poder), pero sostiene que existen otras variables -más profundas, irrenunciables y por tanto de más difícil negociabilidad- que catalizan las confrontaciones. 
Algunas de esas necesidades humanas básicas de especial relevancia para nuestro análisis son: seguridad, la necesidad de contar con instituciones y entornos que aseguren la previsibilidad, la estabilidad, y la capacidad de sentirse libres del miedo y la ansiedad; identidad, el conjunto de expresiones y creencias que informan la cosmovisión particular de una colectividad, singularizándola y distinguiéndola de otros segmentos sociales; y pertenencia ,la posibilidad de relacionarse con otros estableciendo vínculos afectivos y de identidad con ellos. En la intersección de esas tres variables está la necesidad de seguridad cultural (garantías de preservación de los códigos y costumbres propios del entorno social que proveen de sentido a la existencia). 
La naturaleza operacional de la minería de gran escala hace inevitable que afecte, principalmente en sus etapas iniciales de ejecución, a las necesidades humanas básicas de seguridad, identidad, pertenencia y seguridad cultural de los individuos en las comunidades dentro de las zonas de influencia. Estas son variables intangibles pero fundamentales que, en la experiencia peruana y del resto del mundo, tienen un inmenso potencial para incentivar protestas sociales y reacciones de grave violencia colectiva. 
La transformación radical, intensa, multifacética y súbita que la minería conlleva, genera condiciones subjetivas de imprevisibilidad, inestabilidad, miedo y ansiedad entre las comunidades locales, y la percepción de frontal amenaza a sus identidades tradicionales. 
En esto se evidencia una sustancial desincronización entre los planes operacionales de las empresas mineras y la capacidad de adecuación de las comunidades locales frente a los abrumadores cambios. Las empresas mineras deben adquirir capacidades para reconocer la afectación que realizan sobre determinadas necesidades humanas básicas de las comunidades radicadas en sus áreas de influencia, y sobre tal base incorporar acciones remediales dentro de sus estrategias de relaciones comunitarias. 

Esa afectación es intangible pero real e intensa, y en muchos casos inevitable, pero puede ser amenguada a través de la formulación y ejecución de estrategias de desarrollo territorial basadas en la realidad espacial y cultural del entorno, que identifiquen y garanticen impactos positivos, sostenibles y tangibles sobre el bienestar y el progreso de las comunidades afectadas, construyendo así entornos que posibiliten responder bajo las nuevas circunstancias a las necesidades humanas básicas de seguridad, identidad, pertenencia y seguridad cultural. 
En la percepción usual de las personas y de las comunidades conmovidas por la actividad minera, ésta escinde sus vidas en un "antes" que conocen y añoran, y un "después" cuyos impactos les resultan confusos amenazantes e imprevisibles.

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