viernes, 26 de diciembre de 2014

PIN PONG DE PULPIN


Por: Julio Schiappa Pietra
El nombre puesto a la ley por los protestantes estudiantiles tiene alto valor semiótico : “Pulpín”, es un popular jugo, socorro de las magras meriendas estudiantiles. Tambien la replana púber denomina “Pulpín” al chatito feo que se conquista a las chicas bellas de la fiesta. Las chicas bellas son los derechos laborales que “Pulpin” se habría llevado con la ley que ha puesto de cabeza al país.
DIALOGO Y COSTO POLITICO
El costo político de soltar antes de navidad una ley polémica, no consultada con los sectores a los que afecta o beneficia, sin encuestas previas, y encargada a un
grupo de abogados, ha sido desastrosa. Ha generado protestas de los universitarios y ningún apoyo de la juventud informal. Se ha seguido la ruta opuesta a la Ley Universitaria en la que el gobierno venció.
Daniel Mora, militar retirado y Congresista, supo organizar una extensa consulta nacional, ganando aliados entre los estudiantes y profesores. Este proceso, con pleno conocimiento de los congresistas nacionalistas y el Presidente Humala, marcaba una camino que debió seguirse en este caso. ¿Por qué no se hizo? Misterios del Orinoco cuando la prisa politica agita el coco.
Llamar al diálogo a los jóvenes puede valer la pena para rectificar en algo el boche. Se hace siempre que hay un extremo de polarización y polémica en cualquier democracia.La meta del gobierno debe ser controlar la crisis y bajar los costos políticos de la medida.
El riesgo es que la derogatoria se extienda de la Ley Pulpin a la Ley Universitaria, tema sobre el cual los rectores defenestrados de la ANR han demostrado gran interés. De 78 universidades, sólo 20 han elegido a sus autoridades y se han adecuado a la nueva Ley, configurando un campo de batalla fértil para el retroceso, aprovechando la indignación juvenil. Allí sólo faltaría un líder al estilo de Camila Vallejo y se crearía un escenario de prolongada confrontación con el gobierno.
BENEFICIOS OSCUROS, NO SON BENEFICIO
El economista Joan Torre, en un articulo publicado en Semana Económica, dice que la ley Pulpín no atrae a las empresas transnacionales ,que prefieren el régimen general con plenos derechos laborales. Sus directorios, juntas de accionistas y gobiernos valoran las prácticas que abogan por empleo justo y sancionan a la directivos privados que no respetan las normas de la Organización Internacional del Trabajo.
En el caso de las empresas informales el columnista de Semana Económica afirma que los científicos nucleares del MEF han incluido un articulo que las obliga a pagar todas las multas pendientes por sanciones del Ministerio de Trabajo a las normas laborales. Un pésimo negocio si no tienes capital.
Con mas fuerza que el mazo de Odín, el columnista Joan Torre afirma que con la ley de MYPES del 2003, aún vigente, la masa laboral contratada pasó de 25.7%al 56% del total de trabajadores formales. En cambio el sistema de empleo formal para microempresas, un régimen especial, ha fracasadoo clamorosamente: 11 millones de personas trabajan en microempresas, sólo 60,775 lo hacen en condiciones de formales. Un peldaño mas arriba, en las pequeñas empresas sólo 11% de los trabajadores son formales, allí sí el impacto de la ley, si algún valiente supera el trauma de pagar todas las multas juntas, podría ser significativo.
En buena cuenta la ley se dirige a un nicho de formalización muy restringido. Diversos especialistas coinciden que el objetivo de formalización requiere un marco de incentivos tributarios y que es preferible el régimen existente porque ha demostrado que formaliza efectivamente a los trabajadores.
Además muchos especialistas creen que la Ley deja una zona gris que puede dar lugar a múltíples abusos que la supervisión laboral del ministerio de trabajo se ha mostrado incapaz de controlar.
Cuando los beneficios están oscuros, los marketeros dicen que la gente termina por pensar que no hay beneficios. Algo de eso pasa con la Ley Pulpin.
MAYO 68 EN MIRAFLORES
Estuve en Miraflores durante la marcha del día 22 de diciembre y me impresionó la claridad del marketing ,callejero y espontáneo, de la movilización juvenil. La estrategia de tomar el centro histórico ocupando la Plaza San Martin y luego Miraflores, símbolo del nuevo status económico del país.
Un segundo factor es la total adhesión emocional a la causa, propia de los movimiento juveniles de la globalización, que los llevó a marchar dos veces los 10 kilómetros que hay entre el centro de Lima y el mesocrático Miraflores. El blanco de las emociones eran las autoridades y políticos, exhibidos en carteles con caricaturas, con frases como “somos jóvenes, no somos esclavos”, que lo dice todo. El rechazo e se basa en la experiencia empleo tercermundista que miles han sufrido en cadenas de comida chatarra, centro comerciales, cabinas de tele mercadeo, tiendas, restaurantes, que hacen con los jóvenes cosas que no se permiten en el Primero Mundo. Mensaje libertario de esos que incendian la pradera y ponen en fuga a los bomberos del sistema.
Otra característica de las movilizaciones es la cohesión plural que demuestra que los de La Católica y San Marcos, son un solo torrente de expresión y protesta en torno a la bandera laboral. No importa si trabajas en San Isidro o en Comas.Los une un progresismo emergente que Luis Benavente, en todos sus libros, ha caracterizado como el motor social de la nueva sociedad peruana.
Finalmente, la ley es el detonante de un típico movimiento juvenil de la era de la globalización: no hay lideres visibles, se convoca al combate callejero por las redes sociales y al activismo por una causa común. En consecuencia es muy difícil que la negociación logre establecerse en el corto plazo mientras el movimiento no cohesione intereses y una línea de mando mínima. 42 meses de protesta continua de los estudiantes en Chile acabaron con el gobierno derechista de Sebastián Piñera. Este tipo de movimientos son guerra prolongada si no se resuelven las demandas al comienzo . Menudo reto que el gobierno deberá enfrentar.