HOJA
CON RUTA
Por:
Julio Schiappa Pietra
El
Papa Francisco ha puesto de cabeza al mundo con su prédica de una ecología
integral y con sus apasionados llamados a la justicia y la inclusión social,
todo con un tono directo y rebelde contra el
sistema mundial de “la cultura del descarte”, de bienes y personas que
es resultado del capitalismo casino.
Su viaje a Ecuador, Bolivia y Paraguay, siguió
claramente en esa línea, pero todo dicho en buen idioma castellano con marcado
acento argentino.
Su
prédica tiene que ver con una realineamiento de la iglesia en los grandes temas
contemporáneos, porque los conservadores hicieron poner pies en polvorosa a
millones de fieles, con una visión dogmática y alejada de la gente. Su visita
enfrenta una crisis de pérdida de seguidores, reubica políticamente a la
iglesia en América Latina con los urgentes temas de la justicia y la equidad
social.
Claro, todo con el equilibrismo propio de una
Iglesia que se maneja con muchas tendencias y corrientes de pensamiento
divergentes, que sólo un jesuita, argentino y de origen italiano puede
arbitrar.
EL
REGRESO DE LA PALABRA LIBERACION
Al presentar su mensaje durante su reciente visita a
AL y en su encíclica Laudato Sí el Papa Beroglio estrenó un estilo
directo y combativo, ausentes desde hace mucho en el Vaticano. Estilo y
contenido progresista, que le ha costado detractores, pero que parece tener un
efecto positivo en las multitudes que concentra en sus viajes. Estas,
mayoritariamente de creyentes pobres, vuelven a escuchar que un cambio es
necesario frente al mundo construido con el modelo neoliberal que Francisco
bombardea con sus dichos.
El papa Francisco aprovechó la misa que celebró este
martes en el parque del Bicentenario de Quito para unir el viejo grito de la
Independencia con el de la evangelización que, "con la misma
urgencia", debe emprender la Iglesia. Los cristianos no pueden hacerse los
"distraídos" ante "un mundo lacerado por las guerras",
dijo. Ante más de un millón de personas, el Papa clamó:
"Evangelizar es nuestra revolución. Nuestra
fe siempre es revolucionaria. Ese es nuestro más profundo y constante
grito". Enormes palabras en un mundo adonde la sola palabra
revolución eriza a mas de uno.
En su discurso ante el presidente Correa, quien en
las últimas semanas ha sufrido una gran contestación social a sus reformas, el
Papa aseguró que en el Evangelio se pueden encontrar “las claves para afrontar
los desafíos actuales, valorando las diferencias y fomentando el diálogo y la
participación sin exclusiones”.
Bergolio, que
reconoció los avances logrados por un país cuyo PIB ha crecido a un ritmo
superior al 4% anual en la última década, resaltó, no obstante, la necesidad de
que el progreso alcance también a los más vulnerables. “Para esto, señor
presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la
Iglesia”.
En una homilía en Bolivia, Francisco evocó la gesta
de la independencia de América Latina, que consideró “un grito nacido de la
conciencia por la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados,
sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno”.
Añadió que “a aquel grito prorrumpido hace poco más
de 200 años no le faltó convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que
sólo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de
liderazgos únicos, la falta de comprensión de otros procesos libertarios con
características distintas, pero no por eso antagónicas”.
LAS
425 MILLONES DE RAZONES DEL PAPA
Cuando se planifica un viaje papal, éste es
precedido de un análisis propio de un servicio de inteligencia con 2,000 años
de antigüedad, plenamente digitalizado y modernizado. La Iglesia lee las
encuestas, y una reciente del Centro de Investigaciones Pew de Estados Unidos
permite comprender las urgencias estratégicas del viaje realizado.
América
Latina y el Caribe cuentan con 425 millones de católicos, el 39 por ciento del
total mundial, según Pew, una de las mejores encuestadoras del mundo. Pero al
igual que una multinacional que se enfrenta a una caída en las ventas, la
Iglesia Católica se ve amenazada por la reducción de su participación en el
mercado, el incremento de la competencia evangelista y una marca un poco
desprestigiada.
A principios de los años 70, por lo menos 90 por
ciento de los latinoamericanos eran católicos. Pero esa cifra empezó a
disminuirse y las iglesias protestantes fueron creciendo. En un
sondeo publicado en noviembre por Pew, sólo 69 por ciento de adultos
latinoamericanos se identificaron como católicos.
Lo que empezó como un cambio gradual se ha vuelto una
avalancha y ahora los católicos son minoritarios en Uruguay y en Honduras, y
llegan apenas al 50 por ciento en algunos otros países, según el estudio, que
incluyó más de 30,000 entrevistas personales en 18 países y Puerto Rico. En
Brasil, el país con la mayor población de católicos en todo el mundo, 61 por
ciento de los adultos ahora se identifica como católico, pero 81 por ciento
dijo haber sido educado en esa fe.
Éste es el panorama al que se enfrentaba Francisco
en su primer viaje como papa a los países hispanoparlantes de América Latina,
con visitas a Ecuador, Bolivia y Paraguay.
“En América Latina hay un libre mercado en materia
de fe”, explica Andrew Chesnut, profesor de la Universidad de la Comunidad de
Virginia que fue consultor en la investigación del Pew. “El monopolio católico
que duró cuatro siglos ya se acabó.”
Aunque los países que visitará Francisco comparten
esas tendencias regionales, han tenido una menor separación de la Iglesia
Católica, de acuerdo con el estudio del Centro Pew.
DE
PARAGUAY A WALL STREET
Para conocer los impactos que las directivas de
Francisco tienen en el mundo , basta un
ejemplo. Los católicos, que suman más de 1.000 millones en todo el mundo y son
la religión organizada más grande de EE.UU., controlan cerca de US$150.000
millones en activos sólo en ese país, según Daniel Nielsen, director de
Christian Brothers Investment Services, una firma de gestión de inversiones de
Chicago.
Es la primera vez que se observa un activismo
católico contra inversiones en industrias sucias, en las oficinas donde se
toman las grandes decisiones de inversión en el mundo. Obispos, curas y monjas
que nunca asistían a los directorios adonde tienen inversiones ahora están a la
hora en punto de su inicio.Tienen 150 mil millones de razones para imponerse
sobre Chevron, Exxon y otras empresas adonde la Iglesia Católica de los Estados Unidos tiene fondos
colocados. Así de claros son los cambios movidos por el Papa.
¿Triunfará
el Papa Argentino con su causa del cambio y la liberación, o le pasará lo mismo
que a Juan XXIII con el Concilio Vaticano y a Pablo VI con su esfuerzo de
renovar la doctrina social de la iglesia, que fueron avasallados con sendas
restauraciones conservadoras? Si juzgamos lo que dicen sus fieles de Ecuador,
Argentina y Paraguay, Francisco ganará la partida. Que tomen debida cuenta El
Comercio y el Wall Street Journal, el capitalismo casino para este Papa conduce
directamente al Averno.
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