Por: Julio Schiappa Pietra
El final entre huaynitos, serpentinas, aplausos, besos y
palmas , de la explosión tumultuosa de Andahuaylas, logrado por Julio Rojas y
equipo , refrendado por la Premier Ana Jara y una inexperta Ministra de Energía
y Minas, es un buen resultado para el país.
Los propios integrantes del Comité de Lucha, iniciadores del
Paro, con buen olfato de generales de mil batallas y derrotas, supieron
entender que resuelto el lío con Electro Sureste, se abrían las compuertas para
las exigencias de desarrollo urgentes en esa región. Mejor terminar en teatro
lleno, antes que el público se vaya cansado del largo show.
ALTO VOLTAJE EN BARRERAS AL DESARROLLO ECONOMICO
¿Cuales son los factores que expresan este tipo de
levantamientos sociales, en medio de un gobierno que si bien ha hecho
concesiones importantes al capital privado, sin embargo mantiene programas
sociales sin precedentes en la vida del país? La respuesta son los bolsones
sociales como toda la región Apurímac, adonde el atraso es la regla y adonde la
realidad cambia lento, muy lento. Bolsones urbanos mezclados con el mundo rural
adyacente, como Andahuaylas.
La serie “Barreras al Desarrollo Económico” publicada por el
BID y otras entidades internacionales, firmada por los mejores investigadores
económicos y sociales del país, incluye un tomo sobre Apurímac, firmado por Richard Web, que explica algunas
de las claves de estas explosiones sociales. Algunos de estos aportes se
presentan en el presente artículo.
ELETROSHOCKS DE DESIGUALDAD
Apurímac y en especial la Provincia de Andahuaylas
integran la región con la mayor cantidad
de población indígena de todo el Perú. 71.7% del total de la población aprendió
quechua de niño. En el ámbito rural ese porcentaje es 89%. En este tipo de poblaciones las
sensibilidades son muy grandes y un prejuicio de eleva a la categoría de verdad
ante la falta de una buena comunicación. Los funcionarios de Electro Sureste lo
aprendieron a la mala.
Las cifras hablan muy claramente: sólo 3% de los niños
menores a 5 años en Apurímac toman agua
segura, mientras el país camina a lograr 92% de cobertura en el próximo
quinquenio. No hay peor desigualdad que no tener agua de calidad. Ni que te
corten la luz a cada rato. Peor, como ocurre en Andahuaylas, una ciudad que ya
es parte del Perú moderno, adonde 34% de la gente no tiene luz.
El 2010, el 63.1% de la población apurimeña era pobre, el
doble que el promedio nacional. Mientras la pobreza se reducía a nivel nacional
en 35.6% y a nivel rural en 22.3%, en Apurímac sólo se redujo en 3.2%.
Comparada con las reducciones logradas por sus vecinos como Ayacucho (15.2%) y
Huancavelica (22.1%), bastante pobres, la región adonde queda Andahuaylas sale
perdiendo.
La mayor incidencia de pobreza al interior de la región se
da en Andahuaylas, Cotabambas (allí queda el gigantesco yacimiento minero de
Las Bambas, una inversión de 10 mil millones de dólares), Grau, Aymaraes,
Abancay y Chincheros).
La región participa con un porcentaje ínfimo en el PBI nacional: 0.41% en el 2009, la segunda región
con menor participación porcentual en el
PBI nacional. En el 2001 Apurímac era la
región con el PBI per cápita( 1,260 soles anuales/ habitante) mas bajo del país
y ocupaba ese mismo puesto el 2010 (1,770 soles anuales/habitante). El
estancamiento, el no avanzar, deja la sensación mas fuerte de abandono, peor si
las regiones pobres que te rodean(Ayacucho-Huancavelica) , todas están mejor.
Apurímac tiene 54.1%
de población rural, es la quinta región mas rural del país. Pero el 64% de su
territorio son pastos naturales, para ganadería de altura de muy baja
productividad. El desarrollo agro industrial marcha muy lento por falta de
electricidad en el campo, capacidades técnicas y capital. Tiene mucho sentido
exigir energía electrica para las casas
y las chacras. Es una ruta para salir de la trampa de ser pobre rural.
NUEVAS CIUDADES, MALAS SENSACIONES
El Andahuaylazo dos, al igual que el de Pichanaki, hace unas
semanas, o en La Convención-Cuzco, que también prepara huaracas este mes,
podría repetirse en 28 ciudades con mas de 40 mil habitantes como Andahuaylas y
en decenas de otras poblaciones con mas de 20 mil. Son las nuevas urbes del
país que son las capitales del descontento, debido al trabajo a media caña del
estado y a un concentrado resentimiento con el centralismo limeño. A ello se
une el contagio de las frustraciones del medio rural, aún mas atrasado,
facilitadas por el constante contacto mediante el comercio, las ferias y los
medios de comunicación local.
Es en estas ciudades del país, adonde una nueva clase media
empresarial y profesional, agraria y comercial, terrateniente urbana y rural,
con sectores del narcotráfico metidos en el tejido de la sociedad, crece sin cesar pero con grandes barreras
económicas . En ellas se concentran miles de jóvenes atrapados en la educación
sin futuro de escuelas y universidades de pésima calidad, se cuece el caldo del
desarrollo y a la vez de la protesta. Los honderos de Andahuaylas, jóvenes de
las 6 universidades de la ciudad y de barrios populares , eran varios miles de
justificados rebeldes.
DESBORDE POPULAR,
CÓMO APAGAR EL INCENDIO
Esto protagonistas son productos clásicos del Desborde
Popular, que ni políticos ni académicos incluyen debidamente en su visión del
Perú. La protesta vocinglera y violenta se vuelve un modo de incluirse a la
prepo, para conseguir servicios y beneficios, casi siempre doblegando a las
autoridades del estado.
Detrás del aspecto de progreso, como altos costos de los
terrenos, de los alimentos y desbocado consumo en discotecas, hay la verdadera sociedad, esa adonde 5 soles son
la mitad de la comida de un día. Asi de disímiles son las realidades en el
país.
Apagar la furia vivida las últimas semanas, requiere asumir
el desarrollo alrededor de la igualdad como la principal tarea del Perú, eso
implica equilibrar el barco del desarrollo invirtiendo dinero en ciudades
intermedias, mejorando sus servicios públicos y su equipamiento urbano, para
consolidar su desarrollo. Y eso se llama descentralización al interior de las
regiones, evitando que Abancay frene el desarrollo de Andahuaylas , un
desarrollo acelerado de las mayorías indígenas rurales , y, también, en
complicado ajedrez, del emprendimiento capitalista popular que crece
aceleradamente.