sábado, 14 de junio de 2014

PIKETTY, EL MARX FRANCES

Por : Julio Schiappa

Misma resurrección de Carlos Marx, dicen los neoconservadores. Felices, los pocos marxistas peruanos que aún leen libros, saludan la reaparición profética del antiguo sepulturero del capitalismo.
Se llama Thomas Piketty  quien escribió el “Capital en el Siglo XXI”, como una enorme investigación de dos siglos de la historia económica mundial. Su librero, gran marketero, supo venderlo como la explicación de la presente crisis mundial, desatando una polémica que no cesa.

PASÉNLE LA VOZ A ALAN Y CARRANZA
Hablar de la desigualdad del capitalismo era un anatema, que todos los  neo conservadores perseguían con saña.  No mas, el economista francés, de 43 años, ha derribado sin piedad el ídolo y se ha atrevido a demostrar, con cifras en la mano, que la igualdad es una cuento dentro del sistema  que tiene como centro el mercado y como fijación el bolsillo.
Miguel Carranza, otrora ministro del MEF en tiempos de Alan García, ha despachado truenos y centellas cuestionando los débiles reflejos del gobierno para enfrentar los impactos del repliegue comercial Chino, la lenta recuperación de USA y el desastre para  varios integrantes de la UE. Su mensaje, esencialmente conservador, pro empresarial a ultranza, repite la misma letra de los twitter del ex Presidente. No ven la viga en el ojo de su gobierno, adonde hicieron una suerte de “reparto negro” de concesiones mineras o el shock de inversiones, dando lugar a la ola de corrupción regional  y a un crecimiento exponencial de los conflictos sociales.
Seguramente,  leyendo El Capital en el Siglo XXI ambos, ministro y Presidente, harían sendos actos de contrición y declarado propósito de enmienda de sus pecados neoliberales
PIKETTY, GALLO SOCIALISTA GALO
Thomas Piketty es un joven parisino que rondó las aulas más doradas de Occidente: L’École Normale Supérieure, London School of Economics, MIT. Se interesó, desde el principio, por las desigualdades económicas. Nunca ocultó su apoyo aL Partido Socialista del cual es miembro con carnet..
Su libro, El Capital en el siglo XXI: fue presentado en Nueva York por dos premios Nobel, Joseph Stiglitz y Paul Krugman, que lo abrumaron con elogios. Eso produjo inmediata urticaria en el establishment conservador de USA, adónde los dos economistas son considerados los grandes profetas del apocalípsis del capitalismo de los bonos basura.
En un primer mes  el libro vendió 50.000 ejemplares y se agotó por todas partes. Un record para una obra académica, compleja y con 700 páginas. Lo cierto es que el  economista francés de 43 años abrió el debate que Wall Street temía: es el capitalismo el gran nivelador y distribuidor de la riqueza o un sistema de egoísmo institucionalizada que lleva a la desigualdad eterna entre los seres humanos.
El Capital” , dice un comentarista del diario español El Pías “le da palabras y números y gráficos y raíces históricas al humor social que surgió de la crisis de 2008: su súbita preocupación por las desigualdades más obscenas”.
Piketty se basa en años de rigurosas investigaciones sobre datos fiscales de Francia, Inglaterra, Alemania y EE UU para demostrar que, entre la Primera Guerra y los años ochenta, las grandes fortunas hereditarias perdieron peso frente a los emprendedores que construían su propio capital. Dice que esa tendencia terminó y que ahora la riqueza extrema está en manos de herederos, lo que Piketty llama el “capitalismo patrimonial”. “Lo realmente nuevo de Capital es el modo en que demuele el mito conservador, la insistencia de que vivimos en una meritocracia en que las grandes riquezas se ganan y se merecen”, escribió Paul Krugman. Ojo, amigos de “Semana Económica”,“Gestión”, “El Comercio” y el  IEP.
Y sobre todo que, contra lo que aseguraba  el fundamentalismo en boga,la desigualdad no tiende a reducirse sino que se amplía sin parar. Y si no se toman medidas estos herederos del capital van a seguir concentrando más y más dinero, más y más poder: que van a hacer sociedades más y más injustas.

AGARRETES DEL MUNDO ¡PAGUEN IMPUESTOS¡
“Pero nada de eso es fatal”, dice Piketty, “ la economía será lo que la sociedad decida: la solución no puede depender de las supuestas autorregulaciones del mercado sino de una voluntad política. Expresada  en un aumento importante de los impuestos a la riqueza –que están, en varios países, muy por debajo de sus medias históricas”.  Piketty propone aumentar la presión fiscal soportada por las rentas altas hasta niveles del 80%. A esto se uniría un "impuesto a la riqueza" que llegaría al 10% anual entre las principales fortunas de cada país. De hecho, Piketty propone que este gravamen tenga carácter global, aplicándose en todos los países del mundo.
Hay más. Piketty también se muestra a favor de disparar el gasto público hasta niveles del 66% del PIB. Según explica en su libro, "las Administraciones de hoy en día solamente consumen la mitad del ingreso nacional". Ante estos niveles, Piketty propone "organizar de forma eficiente un Estado que maneje recursos por valor de dos tercios del PIB".

NUEVA OLIGARQUIA
El neo liberal galo Nicolas Baverez ha dedicado duras críticas a los trabajos de Thomas Piketty. El influyente autor de libros como Francia en declive apunta que Piketty "es un socialista avergonzado que opta por ponerse bajo la sombra de Karl Marx y esconder sus ideas bajo una pretendida independencia".
Adicionalmente, Baverez ha señalado que Piketty "no tiene en cuenta la cuestión clave de la desigualdad: el despegue de los países emergentes, que ha dado luz a una nueva clase media y ha reducido en un tercio las desigualdades Norte/Sur a lo largo de las dos últimas décadas".
Durante el último par de décadas, la respuesta conservadora, del Tea Party y sus amigos en EEUU, a los intentos por hacer del espectacular aumento de las rentas de las clases altas una cuestión política ha comprendido dos líneas defensivas: en primer lugar, negar que a los ricos realmente les vaya tan bien y al resto tan mal, y si esta negación falla, afirmar que el incremento de las rentas de las clases altas es la justa recompensa por los servicios prestados. No les llamen el 1% o los ricos; llámenles “creadores de empleo”.

Pero ¿cómo se puede defender esto si los ricos obtienen gran parte de sus rentas no de su trabajo, sino de los activos que poseen? ¿Y qué pasa si las grandes riquezas proceden cada vez más de la herencia, y no de la iniciativa empresarial?

Piketty demuestra que estas preguntas no son pertinentes. Las sociedades occidentales anteriores a la Primera Guerra Mundial efectivamente estaban dominadas por una oligarquía cuya riqueza era heredada, y su libro argumenta de forma convincente que estamos en plena vuelta hacia ese estado de cosas.

Muy útil para entender los juegos de economía y poder en el Perú.

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