lunes, 20 de mayo de 2013

A 33 AÑOS DEL COMIENZO DE LA PESADILLA (Por Isaac Bigio)



[Fuente: Semanario “Hildebrandt en sus trece”, N°155 del viernes 17 de mayo del 2013]

A diferencia de otras guerrillas, el senderismo se desarmó a cambio de nada. Su descalabro fue absoluto
Hoy, 17 de Mayo, se cumple un tercio de siglo de los sucesos de Chuschi, aquel pueblo ayacuchano donde el maoísmo dinamitero de Sendero Luminoso decidió debutar. Lima recibió la noticia de que la quema de ánforas al día siguiente, durante la jornada electoral de 1980. Nadie le hizo caso. ¿Dónde queda Chuschi? ¿Quiénes son esos locos? Esas fueron las primeras preguntas.
Hace un tercio de siglo se dieron dos hechos que cambiaron por completo al Perú. Uno sucedió el domingo 18 de mayo de 1980 cuando se realizaron las primeras elecciones presidenciales tras 12 años de dictadura militar, las cuales dieron paso al período más largo de regímenes civiles electos en su historia.
El otro fue el lanzamiento de la mayor guerra izquierdista que haya conocido el centro de Sudamérica, la cual se inició exactamente un día antes, cuando militantes senderistas quemaron ánforas en Chuschi (Ayacucho).
La insurgencia de Abimael Guzmán quiso transformar al Perú en el centro de una revolución mundial que tornaría a todo el mundo en maoísta. No obstante, esta más bien produjo que las izquierdas y los sindicatos fuesen muy golpeados, y que se estableciera un régimen monetarista y represivo con apoyo popular (como fue el de Fujimori).
En esta nota examinaremos esa especial relación que se ha dado en varias partes del mundo entre varias democracias multipartidarias e insurgencias izquierdistas. Veremos cómo en varios casos, antiguos partido o comandantes guerrilleros acaban integrándose al sistema contra el cual se alzaron y cómo en el Perú los partidarios de Abimael Guzmán no han sido capaces de convertirse en una fuerza electoral algo significativa ( como ha pasado en los casos de varios antiguos partidos armados de El Salvador, Sudáfrica, Irlanda, España, etc.) .Sendero más bien, ha devenido en la única antigua guerrilla marxista del mundo cuya consigna principal pide la amnistía también para todos aquellos que los persiguieron, torturaron o mataron.
Mientras las guerrillas centroamericana, colombiana, irlandesa, vasca o palestina tenían conexiones con Moscú o La Habana, los senderistas ponían bombas a diplomáticos de esos países y atacaban a los izquierdistas que apoyaban a esa ‘repúblicas socialistas’.
En los 80 el modelo de guerrilla pregonado por el castrismo consistía en reivindicar a ciertos héroes nacionales (Sandino, Farabundo Martí, Bolívar, etc.), buscar acuerdos con iglesias y partidos, tener cercanías con ciertos parlamentarios o dotarse de una bancada afín, proponer conversaciones incluso con el régimen al que se intentaba derrocar y hacer una gran coalición de izquierdas.
El senderismo, en cambio, promovía una versión extrema del maoísmo. No aparecían con uniformes o rostros descubiertos, no buscaban hacer frentes con nadie, rechazaban toda diplomacia, atacaban al resto de la izquierda y en vez de promover la memoria de un personaje histórico nacional resaltaban solo la de su infalible jefe y organizaban un constante boicot armado a toda elección.
Debido a ello es que al senderismo se le buscó asociar con el régimen camboyano de Pol Pot, al cual ellos nunca secundaron, aunque sí eran consecuentes con la ortodoxia maoísta y el tipo de partido militarizado que proponían es similar al que hoy se mantiene en Corea del Norte.
La insurgencia senderista influyó en algunos países cercanos. El actual vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, lanzó en la cuenca del Titicaca su Ejército Guerrillero Túpac Katari, el cual guardaba algunas lejanas afinidades con el senderismo y también buscaba cercar a las ciudades desde el campo.
El senderismo, a su vez, se dio a la par de dos importantes guerrillas maoístas en la periferia de China (la de Nepal y la de los naxalitas de la India) con las cuales ha diferido.
En Nepal los maoístas lograron derrocar a la monarquía, buscaron una coalición con otros partidos ‘burgueses’ y luego integraron un gobierno democratizante y constitucional, algo que fue luego repudiado por muchos izquierdistas.
Los naxalitas, quienes han llegado a ser la principal insurgencia India, preceden al senderismo, con el que han tenido algún parentesco ideológico.
Mientras en India varios partidos comunistas pro China han llegado a administrar varias ciudades y regiones, los naxalitas han creado enclaves armados en las zonas más pobres y han hecho un corredor del noreste al sureste de zonas rojas, así como antes el senderismo logró esparcirse por los Andes de sur a norte.
Una de las características del maoísmo es la de poder ir de un extremo a otro. El Partido Comunista de China llegó a ser el que promovía una gran radicalización interna y guerras contra EE.UU. aunque hoy ´promueve el capitalismo más pujante del planeta. El propio Mao hizo negocios con Pinochet y con la ‘contra’ pro sudafricana de la UNITA en Namibia pues consideraba a la URSS como su enemigo principal.
‘Motete’ Zamora, quien en 1971 lideró una rebelión maoísta en Bolivia contra el gobierno izquierdista de Torres, acabó conformando parte de los gobiernos que impusieron el neoliberalismo en su país.
En el caso peruano, el senderismo ha ido completando un viraje.
Entre 1980 y 1992 se proclamaban como el corazón de la revolución mundial y condenaban al resto de la izquierda como contrarrevolucionaria.
No obstante, apenas su jefe es apresado, empiezan radicalmente a revisar su “programa” y postular que ahora el eje debe ser buscar sacarlo por todos los medios de la cárcel a él y a sus camaradas, para lo cual hay que abandonar las armas y demandar una amnistía para todos.
Tras haber condenado a toda la izquierda por haber participado en las elecciones desde 1978, el senderismo hoy se centra en las ánforas.
Y se ha desarmado a cambio de nada.
Los presidentes del Brasil, Dilma Rouseff, y del Uruguay, José Mujica, son antiguos guerrilleros, mientras que Nicaragua y El Salvador están siendo gobernados por la antigua guerrilla.
Otras fuerzas que fueron sindicadas como terroristas: el IRA irlandés o el ETA vasco, hoy animan los frentes que han quedado segundos en las elecciones de sus respectivas regiones. En Irlanda del Norte el premier es un unionista que combatió al ‘terrorismo’ (Peter Robinson) y su segundo es un ‘exterrorista’ que combatió militarmente al unionismo (Martin McGuinness).
Los gobiernos de Sudáfrica o Palestina se basan en antiguas insurgencias que nunca pudieron llegar al poder por la vía armada y que acabaron negociando con sus enemigos.
En Colombia varios antiguos guerrilleros han llegado a ser ministros y las FARC y el ELN podrían acabar siguiendo el camión centroamericano o el que antes tuvo el M-19 cuando pasó de ser fuerza armada a electoral.
En todos estos casos vemos que los antiguos tira-bombas se convierten en caza-votos. Las añejas insurgencias abandonan postulados socialistas y anticapitalistas para aceptar administrar las viejas sociedades contra la cuales se sublevaron. Yo todo ello en nombre de algunas concesiones sociales, étnicas, nacionales o democráticas.
Mientras muchos socialistas los acusa de haber renegado de sus banderas para convertirse en peones del capitalismo, estos aducen que sus reformas ha n ayudado a disminuir las grandes injusticias contra las que antes se rebelaron.



La suerte de una guerrilla antiimperialista ha sido no sólo la de poder tomar el poder o ser aplastada sino, como hemos visto en esos casos, de poderse incorporar al sistema para llegar a gobernarlo.
El caso peruano es único en ese contexto. El senderismo antes que generar una gran base social propia produjo muchos anticuerpos dentro de la izquierda y los sindicatos. Su accionar dio justificativos para que Fujimori imponga una dictadura con apoyo de masas entusiasmadas par aplastar al ‘terrorismo’. En vez de llega a tomar el poder debilitó al resto de socialistas y ayudó a que se consolidara la derecha dura.
Tal ha sido la derrota militar senderista que no le queda nada para negociar ante el Estado. Carecen de un grupo armado que le sirva como elemento de presión (Artemio, el líder de su último frente de guerra, fue apresado en tanto que el principal grupo armado maoísta que queda pide ejecutar a Guzmán por traidor).
Este se aíslo tanto que no ha sido capaz de generar alianzas o significativos apoyos dentro de las organizaciones laborales, estudiantiles o populares.
Tampoco el senderismo es parte de una corriente internacional y ha perdido los poco adeptos que tenía en otros países. De allí que lo único que le queda para lograr la excarcelación de sus camaradas es acoplarse a quienes piden la amnistía a Fujimori.
El senderismo ha quedado derrotado en las armas y en las urnas. Es el descalabro absoluto.

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