domingo, 30 de diciembre de 2012


Nota Editorial: 
Julio Schiappa Pietra-Editor



Considero que la revocatoria sólo precipitará un grave crisis institucional que favorecerá a las maffias que en todo el pais usan las revocatorias para tomar por asalto las obras públicas.
Hasta hace unos días la Alcaldesa de Lima contaba con un sector importante de la élite del país que la apoyaba y rechazaba la revocatoria: desde el Presidente Ollanta, pasando por casi todos los partidos políticos,jóvenes y dirigentes sociales.

Esta tendencia empieza a cambiar dramáticamente y amenaza ser un huayco con la reciente inundación de la obra Via Parque Rímac. Al no separar a nadie de su entorno, para deslindar responsabilidades, como en el caso de La Parada, la población siente que no se asumen responsabilidades, mal congénito de los políticos. 

El despecho es el sentimiento mas violento con el que los seres humanos expresan su frustración frente a sus representantes. Y el despecho sólo se vence mostrando interés en la gente de a pie, acogiendo su sentido de la realidad y comunicando constantemente credibilidad y confianza. 

La crisis de la inundación es vista como imprevisión y un mal manejo de una crísis. Pero la Alcaldia, con la empresa constructura afirman que "todo estaba previsto". La frase no convence ni convencerá a los limeños que esperan algo de autocrítica y humildad de sus autoridades ediles.

Creemos en SINERGIA que un reconocimiento abierto y claro de los errores de supervisión y técnicos, puede ser el comienzo de un buen manejo del control de crisis. Y ese manejo en el campo político, mediatico y técnico, es  un aparente rosario de improvisaciones, que solo agravan el problema. 
Lo dijo el Ing.Woodman, los muros eran muy débiles. Parafraseando a la Primera Dama ¿cuesta tanto caminar derecho y decirle la verdad a la gente?Mostrar coraje y reconocer errores es lo que vuelve estadistas a los políticos, es la base, junto con las elecciones, para representar bien a la población. 
 Publicamos un artículo de Martha Miro Quezada Mier, que refleja lo que muchos sectores ciudadanos sienten ante el desastre de Via Parque Rimac,vale la pena escuchar a voces que estaban contra la revocatoria y que ahora piensan que lo mejor es que Susana Villarán deje el poder. Situación de enorme peligro, que exhibe los claro límites de no tener claro el rol de la politica como herramienta fundamental de negociación y acuerdo con los ciudadanos. (JSP)  

Inundacion de la Obra Parque Rímac: huayco politico
En aguas…¿se va?

Martha Meier M.Q. 

Editora Central de Fin de Semana y Suplementos Diario El Comercio 

Por primera vez en la historia de esta tres veces contaminada y caótica villa una mujer fue elegida, por voto popular, para ocupar el sillón de Nicolás de Rivera el Viejo. Por centurias Lima ha sido gobernada por hombres, algunos extraordinarios seres humanos y honestísimos en el cumplimento de sus funcionarios -como don Federico Elguera o, más cercanamente Alfonso Barrantes Lingán, el entrañable “frejolito”-, y otros cuyo paso por el municipio es preferible olvidar.

El arribo de la carismática Susana Villarán de la Puente trajo una brisa de frescor y se esperaba que renovara el modo de administrar la ciudad, nuestra casa grande. La alcaldesa esta perdiendo la oportunidad de demostrar su capacidad como mujer para cambiar el rostro de una metrópoli hostil, desorganizada y excluyente. Con una desaprobación que bordea el 80% y una terquedad a prueba de balas para defender al equipo comprobadamente ineficiente que la ha colocado en la picota de la revocación, Villarán se boicotea ella misma.
Sus defensores parecen sus enemigos y en campaña por si la alcaldesa es revocada por unos vecinos hartos de tanta sonrisa y tan poca eficiencia. La cereza ha sido lo ocurrido en la vera del Rímac, con su filtración y desmoronamiento de un muro. Lima necesita de otras cosas: infraestructura que agilice el tránsito, seguridad, campañas de salud para erradicar la tuberculosis, operativos antidrogas -coordinados con la Policía- para desarticular a las bandas de traficantes que embrutecen a la juventud con el veneno de la marihuana, la cocaína y la pasta básica.  


En esta columna me he pronunciado en contra de la revocación de Villarán. Se trata de una figura de la democracia directa que -al entender de esta columnista- solo genera más caos, allí donde se necesita orden y pérdida de respeto para con las autoridades democráticamente elegidas, cuya honestidad no está en duda. Es, además, deber y responsabilidad de nosotros como vecinos de ayudar a nuestras autoridades, apoyarlas por el bien de todas y todos. Lamentablemente la señora alcaldesa es un hueso duro de roer: sorda a la crítica constructiva, ciega para reconocer la incompetencia de la gente que la rodea, incapaz de reflexionar por qué los limeños la quieren en su casa y no en el municipio. 
Desde su cargo parece más preocupada por construir una plataforma política para el 2016 que cumplir con las tareas para las cuales fue elegida. 
Y ahora dedica tiempo y esfuerzo en montar operativos de agitación y propaganda contra su revocación, lejos de comportarse a la altura del cargo que se le confió. 

Al año del patético episodio del “olón” de La Herradura, el Rímac ha hablado. Escuche al río alcaldesa, para no irse en aguas.

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