miércoles, 26 de diciembre de 2012

"Carta abierta a Álvaro Vargas Llosa"

Editor
Con esta carta, contundente y poco diplomática, el Embajador Harry Belevan pone punto final a la triste saga de Alvaro Vargas Llosa y su artículo del diario  La Tercera de Chile. 

Se ha visto opinar a los comodines que no quieren olas, pasando por los sobones congénitos que acomodan las palabras traicioneras a un discurso cursi de respetar la opinion ajena, hasta encallar en los dinosaurios que ven la tierra plana porque no creen en la evolución. Los embajadores, que por profesión deben enfrentar a toda clase de felones con mucho tacto, han demostrado garra para defender al Perú y a Torre Tagle, no de las ideas locas de Alvaro Vargas, sino de la idea desleznable que el país siempre será un perdedor. Desde los tiempos de Miguel Iglesias-el que firmó el Tratado de Ancón para impedir la victoria de Cáceres y su ejército patriota- no se conocía un escrito tan cercano a la traición, a la sumisión, al olvido de toda identidad nacional. 

La respuesta de Belevan Mc Bride habla claro y deja sin argumentos a Vargas.  
Alvaro Vargas, a pesar de la unánime paliza recibida, sigue empeñado en jugar a la piñata, con el recibiendo los palos y empellones. Acaba de decir que su infame carta "cumplió su objetivo de quitarle el triunfalismo a los peruanos" (Julio Schiappa Pietra)

 

Carta del Embajador Harry Belevan-McBride Alvaro Vargas Llosa

Te dirijo estas líneas de respuesta a tu Carta Abierta a Torre Tagle por
cuanto, siendo yo un producto diría que hasta genético de lo que alberga esa
“casona virreinal”, he sentido que tu escrito también estaba de algún modo
dirigido a mí en tanto que hijo, hermano y padre de profesionales formados
en esta institución tutelar de la república.

Si bien los planteamientos chilenos con los cuales deduces “… que las
posibilidades de que el Perú obtenga el triunfo son mínimas…” constituyen
alegatos elocuentes, mal haría con pretender desbaratarlos repitiendo yo
también los fecundos argumentos peruanos, pues me resisto a contribuir a la
desbordante inflación de comentarios que, en ambos países, han saturado los
espacios de opinión acerca del proceso de La Haya.

Sin embargo, el fondo de tu Carta tiene como trasfondo el “cambio de
mentalidad que urge en Torre Tagle” porque, a tu juicio, nuestra diplomacia
habría urdido esta demanda ante la CIJ por causa de una “mentalidad
decimonónica”. Y para que nadie, estimado Álvaro, sospeche que estoy
reaccionando bajo el influjo de algún espíritu de cuerpo con mi carrera
–extraño lo sería pues hace poco fui cesado de un plumazo sin siquiera el
amparo simbólico de una solidaridad interna--, recojo todo lo que dices
sobre ese apremio tuyo: “ha llegado la hora de un gran cambio de
mentalidad”; “el cambio de mentalidad que urge en Torre Tagle exige dejar
atrás una forma de entender nuestras relaciones exteriores…”; “Esa
mentalidad de la que la generación que nos representa gallardamente en La
Haya es tal vez el canto de cisne…”; “Hoy día, solo una inseguridad… puede
justificar que ustedes… se resistan a actualizar la mentalidad
decimonónica…”; “…ha llegado la hora de que Torre Tagle dé un salto mental
muy grande […] Para lograrlo, tenemos que desapolillar una mentalidad que …
ahora es un enemigo”.

Con numérica probidad, como diría el genial Borges, para mejor aprovechar el
exiguo espacio de una crónica periodística, condensaré algunos rasgos que
explican secuencialmente esa “mentalidad” detrás de la diplomacia peruana:

1- Nuestra frontera con Colombia fue fijada en intrincadas negociaciones
llevadas por la cancillería en tiempos internacionalmente muy frágiles para
el Perú lográndose, sin embargo, compensar una depredación territorial con
otro espacio geográfico que nos proyectó por encima de la Línea Ecuatorial.

2- Semejante papel se cumplió con el Brasil mediante convenciones y tratados
negociados por Torre Tagle, que sirvieron para contener la tenaz expansión
brasileña que amenazaba con llegar hasta el Ucayali;

3- Fue también nuestra diplomacia que atajó un protervo tratado que Bolivia
suscribió con Chile ¡con el que obtuvo Tacna y Arica! Y aun si Torre Tagle
logró que Santiago desconociera ese pacto ya firmado, tuvo nuestra
diplomacia que enfrentar nuevamente la depravada aspiración de Bolivia pues
llevó tan desleal “reclamo” hasta la Liga de las Naciones.

4- Estas batallas fueron ganadas por nuestra tenacidad diplomática más que
por balas de fusiles, hasta que solo quedase por sellar las fronteras con
Chile y Ecuador. Bien sabes que con este se negociaron límites fronterizos
consagrados con la firma del Protocolo de Río. Sin embargo, Ecuador fue
durante décadas renuente a acatarlo hasta que, en 1988, Torre Tagle obtuvo
la paz definitiva con Quito que, hidalgamente, reconoció la legitimidad de
aquel tratado demarcatorio. Finalmente, fue asimismo la cancillería que en
1999 impulsó con Chile la firma del Acta de Ejecución del último artículo
del Tratado de Lima pendiente de implementación.

5- Restaba entonces con estos únicos vecinos oceánicos la tarea final de
establecer esas otras dos fronteras, las marítimas. Con el Ecuador se
cerraron exitosamente en el 2011. No pudiendo, sin embargo, obtener que
Chile negociara bilateralmente los límites marítimos como se le propuso en
1986, Torre Tagle se vio constreñido en el 2008 a solicitar formalmente a la
Corte Internacional de Justicia que dirimiera el diferendo. Y entramos así
al año 2013, cuando el veredicto definitivo sobre este contencioso permitirá
que la totalidad de nuestras fronteras queden fijadas a perpetuidad.

6- Todo este repaso es apenas para decirte que la cancillería fue siempre la
abanderada en la construcción de la seguridad, pero también de la
prosperidad, de la nación. Porque, en simultáneo con las tareas reseñadas,
Torre Tagle fue el primer promotor estatal de acuerdos comerciales con otros
países y, con el tiempo, impulsor principal de las negociaciones de tratados
de libre comercio, poniéndose además a la vanguardia de todos los procesos
de integración regional; no olvides que la Alianza del Pacífico que tú mismo
apoyas, fue concebida por un estadista visionario como Alan García pero
implementada y negociada exitosamente por Torre Tagle. Y en ámbitos tan
diversos como el cultural, medioambiental, académico, armamentístico,
científico, turístico y tecnológico, nuestra cancillería ha estado siempre a
la vanguardia imaginativa y no a la zaga apolillada de los requerimientos
nacionales, convirtiéndose así en la única entidad multifacética del Estado
peruano por la diversidad de materias que aborda en su quehacer cotidiano.

7- Lejos entonces de ser “la generación que nos representa en La Haya… el
canto de cisne” de una mentalidad que injustamente defines como
decimonónica, ella es más bien la estirpe representativa de los diplomáticos
nacidos en la década de 1940, que heredaron las tareas pendientes de
aquellas generaciones precedentes que construyeron, sin estridencias
–condición insita a toda labor diplomática--, el armazón que vertebraría al
país. Así, a los nombres proverbiales de la diplomacia peruana del siglo XX
como los embajadores Víctor Andrés Belaúnde, Raúl Porras, Alberto Ulloa,
Bustamante y Rivero o Alberto Wagner, puedes sumar los de Javier Pérez de
Cuellar, García Bedoya o Carlos Alzamora y, ahora, los de Allan Wagner y
García Belaúnde, nuestros agentes en La Haya, entre otros diplomáticos de
carrera descollantes en diversas disciplinas a los que mal podría
requerírseles saltos o desapolillados mentales. Solo así podrás entender,
estimado Álvaro, el proceso ante la CIJ como la cronométrica secuencia en el
tiempo destinada a fraguar esa heredad forjadora de la identidad peruana, a
la que Torre Tagle siempre contribuyó.

8- No debes entonces recelar nuevos traumas o rezagos de rencores en la
--para mí negada-- hipótesis de un fallo adverso, porque la sentencia de La
Haya de todas maneras nos abrirá las puertas grandes del definitivo
entendimiento mutuo. Va de suyo que habrá desinteligencias entre vecinos,
porque las naciones suelen portarse como las gentes. Pero no abrigues
temores de que el pisco o el suspiro de limeña puedan renovar enconos u
ojerizas confrontacionales porque, a partir del 2013, el Perú y Chile hemos
de caminar juntos hacia un futuro compartido de amistad, cooperación y
prosperidad de ilimitados

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