viernes, 20 de marzo de 2015

LECCIONES DEL ANDAHUAYLAZO DOS



Por: Julio Schiappa Pietra

El final entre huaynitos, serpentinas, aplausos, besos y palmas , de la explosión tumultuosa de Andahuaylas, logrado por Julio Rojas y equipo , refrendado por la Premier Ana Jara y una inexperta Ministra de Energía y Minas, es un buen resultado para el país.

Los propios integrantes del Comité de Lucha, iniciadores del Paro, con buen olfato de generales de mil batallas y derrotas, supieron entender que resuelto el lío con Electro Sureste, se abrían las compuertas para las exigencias de desarrollo urgentes en esa región. Mejor terminar en teatro lleno, antes que el público se vaya cansado del largo show.
ALTO VOLTAJE EN BARRERAS AL DESARROLLO ECONOMICO 
¿Cuales son los factores que expresan este tipo de levantamientos sociales, en medio de un gobierno que si bien ha hecho concesiones importantes al capital privado, sin embargo mantiene programas sociales sin precedentes en la vida del país? La respuesta son los bolsones sociales como toda la región Apurímac, adonde el atraso es la regla y adonde la realidad cambia lento, muy lento. Bolsones urbanos mezclados con el mundo rural adyacente, como Andahuaylas.

La serie “Barreras al Desarrollo Económico” publicada por el BID y otras entidades internacionales, firmada por los mejores investigadores económicos y sociales del país, incluye un tomo sobre Apurímac,  firmado por Richard Web, que explica algunas de las claves de estas explosiones sociales. Algunos de estos aportes se presentan en el presente artículo.

ELETROSHOCKS DE DESIGUALDAD
Apurímac y en especial la Provincia de Andahuaylas integran  la región con la mayor cantidad de población indígena de todo el Perú. 71.7% del total de la población aprendió quechua de niño. En el ámbito rural ese porcentaje es 89%.  En este tipo de poblaciones las sensibilidades son muy grandes y un prejuicio de eleva a la categoría de verdad ante la falta de una buena comunicación. Los funcionarios de Electro Sureste lo aprendieron a la mala.

Las cifras hablan muy claramente: sólo 3% de los niños menores a 5 años en Apurímac  toman agua segura, mientras el país camina a lograr 92% de cobertura en el próximo quinquenio. No hay peor desigualdad que no tener agua de calidad. Ni que te corten la luz a cada rato. Peor, como ocurre en Andahuaylas, una ciudad que ya es parte del Perú moderno, adonde 34% de la gente no tiene luz.

El 2010, el 63.1% de la población apurimeña era pobre, el doble que el promedio nacional. Mientras la pobreza se reducía a nivel nacional en 35.6% y a nivel rural en 22.3%, en Apurímac sólo se redujo en 3.2%. Comparada con las reducciones logradas por sus vecinos como Ayacucho (15.2%) y Huancavelica (22.1%), bastante pobres, la región adonde queda Andahuaylas sale perdiendo.
La mayor incidencia de pobreza al interior de la región se da en Andahuaylas, Cotabambas (allí queda el gigantesco yacimiento minero de Las Bambas, una inversión de 10 mil millones de dólares), Grau, Aymaraes, Abancay y Chincheros).

La región participa con un porcentaje ínfimo en el PBI  nacional: 0.41% en el 2009, la segunda región con menor participación porcentual  en el PBI nacional.  En el 2001 Apurímac era la región con el PBI per cápita( 1,260 soles anuales/ habitante) mas bajo del país y ocupaba ese mismo puesto el 2010 (1,770 soles anuales/habitante). El estancamiento, el no avanzar, deja la sensación mas fuerte de abandono, peor si las regiones pobres que te rodean(Ayacucho-Huancavelica) , todas están mejor.

Apurímac  tiene 54.1% de población rural, es la quinta región mas rural del país. Pero el 64% de su territorio son pastos naturales, para ganadería de altura de muy baja productividad. El desarrollo agro industrial marcha muy lento por falta de electricidad en el campo, capacidades técnicas y capital. Tiene mucho sentido exigir energía electrica para  las casas y las chacras. Es una ruta para salir de la trampa de  ser pobre rural.

NUEVAS CIUDADES, MALAS SENSACIONES
El Andahuaylazo dos, al igual que el de Pichanaki, hace unas semanas, o en La Convención-Cuzco, que también prepara huaracas este mes, podría repetirse en 28 ciudades con mas de 40 mil habitantes como Andahuaylas y en decenas de otras poblaciones con mas de 20 mil. Son las nuevas urbes del país que son las capitales del descontento, debido al trabajo a media caña del estado y a un concentrado resentimiento con el centralismo limeño. A ello se une el contagio de las frustraciones del medio rural, aún mas atrasado, facilitadas por el constante contacto mediante el comercio, las ferias y los medios de comunicación local.

Es en estas ciudades del país, adonde una nueva clase media empresarial y profesional, agraria y comercial, terrateniente urbana y rural, con sectores del narcotráfico metidos en el tejido de la sociedad,  crece sin cesar pero con grandes barreras económicas . En ellas se concentran miles de jóvenes atrapados en la educación sin futuro de escuelas y universidades de pésima calidad, se cuece el caldo del desarrollo y a la vez de la protesta. Los honderos de Andahuaylas, jóvenes de las 6 universidades de la ciudad y de barrios populares , eran varios miles de justificados rebeldes.

DESBORDE POPULAR,  CÓMO APAGAR EL INCENDIO
Esto protagonistas son productos clásicos del Desborde Popular, que ni políticos ni académicos incluyen debidamente en su visión del Perú. La protesta vocinglera y violenta se vuelve un modo de incluirse a la prepo, para conseguir servicios y beneficios, casi siempre doblegando a las autoridades del estado.

Detrás del aspecto de progreso, como altos costos de los terrenos, de los alimentos y desbocado consumo en discotecas, hay  la verdadera sociedad, esa adonde 5 soles son la mitad de la comida de un día. Asi de disímiles son las realidades en el país.

Apagar la furia vivida las últimas semanas, requiere asumir el desarrollo alrededor de la igualdad como la principal tarea del Perú, eso implica equilibrar el barco del desarrollo invirtiendo dinero en ciudades intermedias, mejorando sus servicios públicos y su equipamiento urbano, para consolidar su desarrollo. Y eso se llama descentralización al interior de las regiones, evitando que Abancay frene el desarrollo de Andahuaylas , un desarrollo acelerado de las mayorías indígenas rurales , y, también, en complicado ajedrez, del emprendimiento capitalista popular que crece aceleradamente.


La lucha del Andahuaylazo dos no ha sido por menos estado, sino por mas eficiencia de sus servicios, ni por eliminar las inversiones privadas, ha sido por exigir ser incluidos en el progreso de un país, que no quieren que les saque (otra vez) la vuelta. Es una batalla por el cambio.

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