lunes, 24 de marzo de 2014

SANTIAGO DE ICA


Por: Julio Schiappa Pietra

Santiago, así se llama, como la capital chilena, fundado como distrito en 1870, 9 años antes de la nefasta guerra con Chile. Este Santiago es hoy un ejemplo vivo del desarrollo agroindustrial del Perú y también de las contradicciones delllamado modelo peruano de desarrollo económico.
Una delgada tripa al costado de la Panamericana Sur, con 47 anexos y pueblos, Santiago, es hoy la Meca de la mejor uva del país y una típica ciudad-dormitorio llena de asalariados que busca convertirse en un mejor hogar para sus 27,100 habitantes.
De paso el nombre de Santiago le asienta porque muchas de sus agroindustrias están en las manos de consorcios chilenos, una caso claro de que espárragos, mangos y uvas, ya no tienen patria alguna.
AGROINDUSTRIA DE MILLONES
Las empresas agroindustriales han cambiado el paisaje y la vida de la gente en el distrito de Santiago, adonde no menos del 70% de la PEA está contratada por estos gigantescos complejos productores de frutas y frutos para la exportación. Por don uno vaya el aire huele a uva, la hermosa globo rojo que los chinos compran por millones para el año nuevo. Enormes campos muestran las matas de espárragos creciendo para alimentar los vientres gourmet de todo el orbe.
Guillermo, unos de los mas exitosos negociantes de la exportación los productos agroindustriales peruanos explica que Perú se ha abierto “ un nicho que va mas allá de las oportunidades estacionales como era al principio, hoy hay demanda estable buena parte del año. Por eso la agroindustria se ha vuelto una locomotora de pleno empleo, modernidad productiva en los últimos 4 años. Yo no dejo de hablar día y noche por celular con Holanda, China, Canadá, no no damos abasto para cumplir con tantos pedidos. Eso a pesar de que los precios del espárrago han malas pasadas a los agricultores y de que China tiene gigantescas empresas agroindustriales de miles y miles de hectáreas”, nos dice sentado en una lujosa 4x4.
Don Miguel Gálvez es un obrero que trabaja en la Municipalidad Distrital de Santiago, vive en un pueblito de 200 familias, en la puerta de ingreso a las tierras de gigantesca empresa Beta Agroindustrial con 2,700 trabajadores. Nos cuenta que el pueblito era una ranchería en tiempos de la hacienda. Hoy ha sido totalmente pavimentado por un programa del ministerio de vivienda, y esperan pronto llenar a verde gras su polvorienta plaza. Su señora, una típica mujer de la campiña, curtida por el sol, nos revela que en muchas familias trabajan 2 o 3 personas y que hay tanto empleo que hay que traer gente de otras regiones. “Muchos vienen de las serranías de Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, hasta de la selva vienen, creo que desde Satipo y La Convención. Antes eran golondrinos, ahora construyen su casa y se unen al pueblo”, añade con precisión de esmerada socióloga popular.
SUELDO MÍNIMO- MÍNIMO
Si uno se para en la Panamericana a las 4 am verá pasar cientos de motos y micros que transportan de un extremo a otro trabajadores a las empresas empacadoras o productoras de los frutos de la cálida y arenosa tierra de Santiago. Es señal de un gran cambio, todos son hijos de los viejos cooperativistas y ahora constituyen un ejército de trabajadores que producen el nuevo oro del Perú: frutas y frutos de la tierra. El mismo rito se reproduce entre 5 y 7 am, cuando todos regresan a casa. Y ojo, si te quedas mas tiempo cobras horas extras, algo desconocido en otras industrias del Perú.
Parados en la calle principal de otro de los pueblitos al borde de la carretera Panamericana, se nos acercan Ramiro e Irene Ticcse. Necesitan contar su vida. De repente los periodistas tenemos auras que nos delatan, ellos sueltan todo al estilo quechua, con enorme emoción y dramatismo. Juan relata que “cobramos 160 soles por semana cuando no hay cosecha y 320 cuando cosechamos, pero de allí nos descuentan ESSALUD y AFP, con lo que cobramos mucho menos”. Irene, nos dice que ellos han venido de Huanca sancos, toda su parentela fue asesinada por Sendero Luminoso en una terrible madrugada ayacuchana. Irene jadea de pasión mientras habla y cuenta , es domingo una de la tarde, “trabajamos 7 días para ganar más, algunos solamente paramos el domingo en la tarde, ya no somos golondrinos pero debemos ganar mejor. Y añade con fervor anti-Castillista “¿por qué se suben los sueldos los ministros y nos niegan el alza del sueldo mínimo a nosotros?”. Ni modo Irene, no tengo respuesta para tus sentencias de economista práctica, que reniega de los que cortan la mortadela.
OBRERAS SIN CUNAS
Al día siguiente puede conversar con un grupo de señoras de un barrio aledaño al centro de Santiago. Ellas son trabajadoras de otra de las 19 empresas agroindustriales del distrito. Hablan a la vez y a gritos, quizás animadas por los cocteles y cervecitas de un cumpleaños cercano. Todas cuentan que dejan abandonados a su niños durante toda la larga jornada de trabajo. No hay una sola cuna en todo el distrito, ni en las empresas, ni en los pueblos. No hay autoridad que las represente en su universal pedido para que sus hijos no se queden encerrados o encargados mientras ellas producen para hacer mas rico al país. “Nuestra empresa es propiedad de chilenos y españoles y sabemos que en esos países las empresas tienen cunas y las madres le pueden dar pecho a sus recién nacidos durante las horas de trabajo” dice Gloria, una morena que gesticula con énfasis y pasión cada frase. Suena justo ¿no?
OSO CORTA EL AGUA
Seguimos nuestro periplo por Santiago y nos cruzamos con la historia de el señor Oso. Parece broma pero no lo es para una madre ayacuchana, a la que todos le dicen “Maria Parado de Bellido”, medio en broma y medio en serio, porque la doña, parece de las que cuadra a los hombres mas pintados. Igual que otra ilustre ayacuchana que viene poniendo de vuelta y media a toda la nación. Le pregunto quién es el tal Oso, sospechando de un auténtico caso de presencia de ese mamífero en las calidas comarcas del distrito de Santiago. Resulta, dice la denuncia, que el Señor Oso es el administrador de la JAS (Junta de Agua y Saneamiento) y “corta el agua del tanque municipal o la abre según la simpatía que tiene con la gente. Según Lucía, una de las denunciantes, furiosa ella, ”el señor Oso dice que el no tiene por qué informar a que hora distribuye el agua, entonces a veces viene a las 11 de la mañana y nos inunda la casa porque estamos trabajando”. Otras se quejan que a las 5 de la tarde llegan de trabajar, exhaustos y sudorosos, y no tienen agua porque Oso abrió los caños fuera de hora. Animados por mi presencia, empezaron a planear la caída del déspota, dictador de las cañería, a quien juraron hacer añicos en un próxima asamblea vecinal. “María Parado de Bellido”, dijo que Oso “sabotea al gobierno porque es militante aprista rabioso, un búfalazo”. Lo cierto es que esta guerra del agua, tiene su origen en otro problema: sólo hay 1 hora de agua dos veces por semana. Problema que afecta a casi todo el valle de Ica, porque se ha decidido orientar el uso del agua a los feraces campos para la agro exportación. Oso, el Stalin aprista de Santiago, al peor estilo de los señores feudales, sólo aprovecha la situación.
Un mosaico vivo de contradicciones que nacen del nuevo desarrollo que en menos de 5 años han transformado la campiña en un emporio de exportación. Contradicciones del capitalismo que trae progreso, pero que se puede volver un torbellino de problemas sociales, si el estado no se apura en entender que los cambios económicos requieren un dosis de respeto a la igualdad para todos

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